Chips, el aperitivo más adictivo
La llegada de Frito Lay al Retiro es
simbólica porque la multinacional estadounidense no está demasiado interesada
en el tradicional aperitivo madrileño, un precursor de un buen cocido o besugo,
sino en rematar la conversión de España a la costumbre que ha transformado la
cultura alimentaria estadounidense en los últimos 30 años: el snacking.
"El snacking es comer en cualquier lugar y en cualquier momento, comer
mecánicamente, sin pensar", dijo Michael Moss, premio Pulitzer de The New
York Times y autor de Salt, sugar fat (2013) una critica demoledora del papel
de las grandes multinacionales de comida basura en la epidémica de obesidad que
arrasa el mundo. "Ha sustituido las comidas en EE.UU. y las gigantes de la
industria de alimentos procesados se mueven ya por el mundo para promocionar
un modelo alimenticio tipo estadounidense", añade.
La clave del snacking para megaempresas como Pepsico que
necesitan expandir sus ventas y beneficios constantemente bajo fuertes
presiones de los inversores en Wall Street, es crear adicción. Betcha can't eat
just one, (apostamos a que que no puedes comer solo una) es el famoso eslogan
publicitario de las chips de Frito Lay. Es esta cualidad adictiva -garantía de
ventas en ascenso permanente- lo que interesa mucho a Wall Street. La presidenta
de Pepsico, Indra Noovi, ha comentado en alguna ocasión que su buena voluntad
de reducir la cantidad de azúcar y grasa en sus productos (tanto bebidas como
chips) choca contra las presiones desde Wall Street. "Frito Lay no es un
imperio del mal. Hay voluntad de hacer productos más salubres pero los mercados
bursátiles quieren productos que seduzcan a los consumidores. Y estos son los
que llevan grasa, sal, azúcar", dice Moss. Tras perder cuota de mercado a
la Coca-Cola y ver estancarse su acción, Pepsico depende cada vez más de la
venta de aperitivos, sobre todo patatas chips.
¿Cómo se hace una patata chip adictiva, según
los requisitos de Wall Street? La respuesta se encuentra en el laboratorio de
Frito Lay en Dallas (Texas), donde un centenar de científicos, psicólogos y
expertos en marketing, dotados de un presupuesto de 30 millones de dólares
anuales, desarrollan la fórmula más placentera de sal y grasa que combinan con
el azúcar natural en el almidón de la patata. "He hablado con muchos de
ellos. Son muy inteligentes y hacen muy bien su trabajo de crear productos
irresistibles. No sólo quieren que nos guste su patata frita sino que queremos
más y aún más".
Existe una jerga científica para cada sensación. El
momento exquisito en el cual la saliva se mezcla con la sal de la patata es la
explosión de saliva y la sensación de grasa deshaciéndose es el efecto boca.
Aunque el almidón no es dulce, el subidón de glucosa provoca nuevos ataques de
hambre casi enseguida. De ahí: Betcha can't eat just one. Según experimentos
neurálgicos, un subidón de glucosa enciende el encefalograma
cerebral igual que un chute de cocina.. Es el efecto deseado por Wall Street.
En los laboratorios se va ampliando la gama de sabores
adictivos: barbacoa mezquite, pepinillo deli, queso cheddar y nata, chili
jalapeño. Se empieza también a cambiar la estructura química de al sal para
crear un polvo muy fino absorbido rápidamente por la lengua. En el Reino Unido,
donde Frito Lay controla la marca Walkers, los sabores que enganchan incluyen
costillas barbacoa, filete y cebolla, y pavo relleno. Esto ayuda a que cada
británico cada año consuma 150 paquetes de las llamadas "crisps"
al año. Luego está la textura. En los laboratorios de las
corporaciones multinacionales como Frito Lay, la meta siempre es ser crunchy
(crujiente) . "Se sabe que, cuanto más ruidoso es el sonido del crunch de
una patata chip, más se comen", dice Moss.
Moss califica la patata chip -inventada en Saratoga
Springs (estado de Nueva York) en 1853- como el "producto mas
icónico" de la estrategia de la industria de alimentos iniciada hace 40
años de cargar su productos con azúcar, sal y grasa en busca de adicción
masiva, beneficios en aumento constante y subidas bursátiles. La estrategia
coincide con la explosión de la obesidad en EE.UU. hasta la situación actual en
la que el 35,7% de los estadounidenses son obesos, lo cual ha provocado una
epidemia de diabetes. "La patata chip es el producto que más
engorda", dice.
Según un estudio de la Universidad de Harvard, en el 2011
con la participación de 120.000 personas a lo largo de 20 años, la patata
chip provocó mayor aumento de peso. Una ración de 15 patatas cada día
se tradujo en un aumento de peso de 1,69 libras, mucho más que los dulces. En
cuanto al otro ingrediente adictivo, la sal, hay unos 180
miligramos de sodio en una bolsa pequeña de patatas Frito Lay, por encima del
máximo consumo de sodio diario recomendado.
Ahora que crece el miedo sobre el catastrófico coste de
la epidemia de obesidad, los científicos en el laboratorio Dallas de Frito
Lay se emplean a fondo para inventar fórmulas innovadores para un
snacking más sano, sin renunciar a esos sabores y texturas explosivos y
adictivos. Pero la teoría de Michael Moss es que "el problema es el
snacking en sí", dice. "Debemos ejercer un control; comer en un lugar
determinado y no terminar la bolsa". Una sugerencia: si va al Retiro,
busque el viejo chiringuito (aún quedan) y comparta con sus amigos una ración
de patatas artesanales con aceitunas o mejillones antes de ir a comer un
cocido.
1 comentario:
The warm-up is a very important spot phase, we can break some muscles,bones,tendons,... if we dont stretch very well.
SILVIA ALVAREZ ARIAS.
High school . Puente de domingo florez.
1 ESO
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